Cuidados de las margaritas

Tremendamente resistentes, las margaritas son capaces de adaptarse a un buen número de situaciones y a todo tipo de climas, excepto en los que haya un exceso de agua. Aunque la flor reclama luz solar intensa, puede aclimatarse a la vida de un apartamento en medio de la ciudad perfectamente.

Planta que crece de forma grupal, su tallo bien tieso puede alcanzar los 80 cm de altura. Las margaritas son fácilmente identificables por sus hojas basales pecioladas y sus grandes cabezas de flores con lígulas blancas que rodean el centro de la flor.

Plantación de las margaritas

Para cultivar margaritas es aconsejable que su plantación sea en primavera, para que así florezcan entre junio y agosto a partir de su segundo año de plantación. Las margaritas se adaptan a todo tipo de suelos. Lo que sí necesitan más es un sol directo durante muchas horas al día, aunque pueden crecer también con menos sol.

Con los riegos sí que hay que tener más precauciones ya que aunque necesitan un riego regular, éste nunca debe ser excesivo.

Planta las semillas de las margaritas con espacio entre ellas, con cerca de 10-15 cm entre ellas. De esta manera las margaritas crecerán más ventiladas y florecerán más intensamente.

Floración de las margaritas

Como decíamos anteriormente, la primera floración de las margaritas aparece a los dos años de su plantación. Éstas crecen mejor en una tierra común o pobre, pero bien drenada. Las margaritas no necesitan prácticamente el uso de fertilizantes. Esta flor silvestre resiste suelos calcáreos y agradece recibir mucho sol para crecer mejor.

Mantenimiento de las margaritas

El único mantenimiento que las margaritas necesitan es limitar su extensión a campos más amplios. La planta es muy resistente. Las margaritas se multiplican por semillas en los meses de marzo y abril, o por esquejes en los mismos meses o tras la época de floración.

Retira las flores marchitas para alentar al crecimiento de nuevas flores. En temporadas de mucho calor riega con más frecuencia de la habitual ya que las margaritas no soportan bien la sequía, pero siempre sin abusar. El suelo cuanto más drenante sea, mejor para las margaritas. Debes dejar que el mantillo se seque ligeramente antes de proceder al siguiente riego.